17 octubre 2010

Ni de Eva ni de Adán, de Amélie Nothomb















Título: Ni de Eva ni de Adán
Autor: Amélie Nothomb
Editorial: Anagrama
Págs: 173





He leído ya unos cuantos libros de la Nothomb. Algunos me han gustado por lo que contaban y otros no, pero lo que tengo que reconocer es que Amélie Nothomb escribe fácil -y no quiero decir que escriba con facilidad ya que saca un libro por año ni a que eso sea fácil dado que, generalmente, suelen ser excesivamente cortos- sino a que escribe una prosa que es muy fresca y fácil de leer, y eso es muy difícil de conseguir.

«Amélie Nothomb se sube en Tokio a la montaña rusa de una hilarante educación sentimental en brazos del muy delgado y muy oriental Rinri, un ávido lector que sueña con entrar en la orden del Temple. Amélie, decidida a aprender japonés enseñando francés a los autóctonos, conoce a Rinri en un bar. Pero, pocos días después, la relación entre maestra y alumno dará paso a una hermosa historia de amor. Distintos episodios nos sitúan, una vez más, ante una rica y peculiar visión de Japón, la de alguien nacido allí pero cuyos orígenes son occidentales, y donde la percepción de la alteridad cobra los más variopintos matices. Nothomb analiza sus experiencias desde una perspectiva casi antropológica, nunca exenta de ironía. La diversión está asegurada, pero también la ternura e incluso la melancolía…, porque cuando Nothomb escribe en primera persona fascina, divierte, hace pensar y hace reír.»


El libro narra la historia de amor entre la autora (belga), que va a Japón a aprender japonés (ella nació en Kobe y permaneció cinco años en tierras niponas) y Rinri, un japonés que quiere aprender francés.


La historia se nos va contando en paralelo al contraste entre culturas y las diferencias entre oriente y occidente, de un modo casi humorístico. Incluso llega un momento en el que el romance queda a un lado pasando a un primer plano el interés total de la protagonista por todo lo japonés (patente al querer subir al monte Fuji y poder así "obtener la nacionalidad nipona").


El final se ve venir pero no por ello deja de ser un libro muy bien escrito, con un lenguaje ágil, con humor, amor, ironía, sarcasmo...


Para muestra, un extracto:


"Ir al cine en Toko es una experiencia desconcertante. La gente se instalaba en amplias y confortables salas, la sesión empezaba, trailers, anuncios, algunos iban al servicio, aunque para conservar su sitio dejaban ostensiblemente su cartera sobre el asiento. Supongo que, a su regreso, no faltaba ni un yen.


Ninguna mojigatería en la selección de películas, las cosas más crudas desfilaban por las pantallas sin precauciones ni avisos de no recomendadas: los japoneses no son gazmoños. Sin embargo, cuando una mujer aparecía desnuda, su pubis se ocultaba con una nube: mientras que el sexo no causaba ningún inconveniente, las pilosidades indisponían."


Si no habéis leido Estupor y temblores, en la que la autora nos cuenta su experiencia rozando casi la esclavitud y la diaria humillación trabajando para una empresa japonesa, os lo recomiendo, ya que enlaza muy bien con este Ni de Eva ni de Adán.


En resumen: no es la bomba, pero es un libro que se devora y que te deja con ganas de leer más de ella. (Sin ir más lejos, hoy mismo empezaré con El sabotaje amoroso, en el que me enteraré de sus peripecias en China).


PD:Menuda Amélie, menudo Rinri...

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