La cita de la contraportada. La cita tuvo la culpa. Cuando
uno no deja de darle vueltas a la cabeza en su buhardilla a altas horas de la
noche, con la botella de whisky al lado de un vaso en el que el hielo hace
tiempo que ha perdido su dureza resbaladiza y sólida y ha acabado por diluirse
con el líquido de la malta; cuando revisa viejas fotos de viejas guerras entre
trago y trago y rememora aquel suceso; cuando se convence de que su mujer no
volverá a aparecer en su vida pero ha terminado por aceptarlo; cuando aparta la
vista de esas fotos y mira la espalda desnuda de la dueña del coño de treinta
años que un sesentón como yo acaba de follarse… Ahí. Ese es el momento en el
que uno se da cuenta de que su vida se está yendo a la mierda.
Reseña completa en LyL.
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