Guión: Mark Millar
Dibujo: Steve McNiven
Gracias a la colección que Planeta (y no cobro nada por darles tan buena prensa) empezó este año a distribuir por los kioscos, estoy descubriendo verdaderas joyitas del cómic, si bien este que nos ocupa ahora es reciente.
El argumento podríamos definirlo como un What if? de esos que antaño, cuando yo ni siquiera leía cómics, proliferaban tanto. El escenario es un futuro en el que tras haberse agrupado todos los supervillanos, estos consiguen aniquilar a todos los superhéroes, y se reparten el pastel de EE.UU. Lobezno, por una serie de circunstancias que no voy a mencionar y que él mismo contará, ya no es Lobezno. Lobezno murió. Se prometío a si mismo no volver a sacar sus garras, ni hacer daño a ningún ser vivo. Ahora Lobezno es Logan. Vive en una granja, con una mujer, y es padre de dos criaturas. Paga el alquiler a los vástagos de Hulk, con mucha dificultad.
Debido a estas mismas dificultades, un viejo amigo, le pide un favor por el que le pagará bien: que le haga de chofer para llevarlo de una punta a otra del país, mostrándonos así como se repartieron la tarta los villanos.
No puedo hablar más. No es una obra maestra, pero lo he pasado como un enano. Lo he devorado con fruición, queriendo saber el porqué de la actitud pacifista de Lobezno, el objeto real del viaje, la forma de gobernar de los villanos... y la he gozado con las peleas, los dinosaurios...
Francamente: muy muy entretenido.
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