La industria del copyright movió un dedo y se enviaron cartas advirtiendo de acciones legales.
Cuando las cartas se ignoraron, la industria movió un dedo y se interpusieron las acciones judiciales.
Cuando los jueces resolvieron en favor de denunciados y demandados, la industria movió un dedo y se recurrieron las resoluciones.
Cuando volvieron a perder en los juzgados, la industria movió un dedo y desaparecieron los jueces.
Visto en el blog de David Bravo.
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