30 diciembre 2010

Ordeno y mando, de Amèlie Nothomb




















Título: Ordeno y mando
Autor: Amelie Nothomb
Editorial: Anagrama
Páginas 153
Precio 15€

Sinopsis

Ordeno y mando es ante todo una fábula sobre la conquista de la libertad de un don nadie. «Si un invitado muere repentinamente en su casa sobre todo no avise a la policía», pontifica alguien en una cena y Baptiste Bordave sigue pocas horas más tarde el peculiar y sabio consejo cuando un misterioso personaje –Olaf Sildur, un multimillonario sueco– aparece en su casa, le pide hacer una llamada telefónica y muere de forma fulminante en su salón. A partir del momento en que Baptiste decide hacer pasar el cadáver del sueco por el suyo propio, se sumerge en una vida de ensueño, ocio y placeres en un oasis en forma de mansión de lujo y con gusto a champagne francés. Este va a ser el escenario en el que se desarrollará una sorprendente historia de amor, con el trasfondo siempre sobrecogedor y fascinante de la usurpación de identidad, y el misterio de la muerte del verdadero Olaf Sildur. Porque, como dice Amélie Nothomb, «en la vida real, cuando alguien muere sin que se sepa quién ha cometido el crimen, lo interesante no es la resolución del misterio, sino la constante inquietud en que se hallan sumidos los personajes».

Cuando acabo de leer el libro voy a la contraportada y me quedo flipando con los elogios que le dedican: “Estilo seco, narración descarnada, diálogos magistrales: ¡apasionante! (Le Figaro Magazine)”; “La portentosa historia que Amélie nos cuenta es embriagadora…(Midi Libre)”, “…nunca había estado tan inspirada… (24 heures)”… La única con la que estoy de acuerdo es la que dice:” la sumisión del relato al servicio del estilo”, porque eso es lo que es: un relato en el que se atiende más a la forma que al ridículo fondo.

Creo que este libro es el peor que he leído en mucho tiempo, y, sin duda, el peor de Amèlie Nothomb. Y es que no basta con que un escritor escriba bien. Eso debería darse por supuesto. No basta con que imponga su estilo o deje un sello personal reconocible, no. Lo que cuenta ha de ser interesante, ha de mantenernos atentos, despertarnos… En cambio a mi, este Ordeno y mando me aburrió soberanamente. Además, me cabreó mucho que la historia parezca una cosa pero luego resulte ser otra, con lo que tengo la sensación de haber sido timado, engañado.
El principio es lo mejor, (“–Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía. Llame a un taxi y pídale que les lleve a usted y a ese amigo que se siente indispuesto, al hospital…”). Pero es sólo eso, el principio. Un principio tramposo, que dista mucho del tono general de la novela. Un tono absurdo, ilógico, nada creíble, fantasioso y surrealista a más no poder.
Y repito: me aburrió mucho. A pesar de la brevedad de su extensión (153 páginas a buen tamaño de letra- aproximadamente a euro la página, lo que acentúa mi sensación de robo-) cada vez que abandonaba su lectura me daba una gran pereza reincorporarme al libro. Tanto es así, que cuando lo acabé me sentí liberado y pensé: por fin he podido acabar esta puta mierda de libro.

Esta visto que la Nothomb se desenvuelve mejor cuando aborda libros autobiográficos que cuando se mete en ficción.

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