El final del verano puede predecirse

Se dice, se comenta y se rumorea en los mentideros más concurridos del país que el verano está llegando a su fin. No lo sé. Tal vez sea cierto. Cada año me engaño a mi mismo diciéndome que el verano acaba cuando terminan mis vacaciones pero no lo consigo. Apetece estar más en la calle, tomar cervecita con limón en una terraza y ver a pasar a las mozas medio desnudas luciendo cacha y ombligo.

De un tiempo a esta parte han surgido unas señales inequívocas que indican con la precisión de un reloj suizo cuando acaba realmente el periodo estival. Son tres:

-Vuelve el futbol. (Si es que alguna vez se ha ido). Si da la casualidad de que este año toca Mundial o Eurocopa esta señal puede ser más difícil de interpretar.

-Hace mejor tiempo que en verano. Son las cosas del efecto invernadero y el cambio climático.

-Los quioscos. Es la época en la que los quioscos se llenan de una gran cantidad de chorradas: el taller mecanico de los 60, mis amigos los perros, construye barcos antiguos, pinta lienzos con el boceto ya hecho, sacacorchos de coleccion, para deslumbrar a tus invitados (con el primer número de regalo un tetra brick de Don Simón, ahora tambien en supositorios)....

Me imagino a los creativos de Salvat, Planeta,... pensando: "A ver qué podemos sacar que interese a la gente". Y todos ahí, haciendo brainstorming para que después de tres horas acabe la sesión diciendo:" Muy bien, al final nos quedamos con la colección de chapitas de cava. Esto no lo superan los de Planeta".

Mientras tanto, en el brainstorming de Planeta :

-Eh, eh, se me ha ocurrido que podemos vender por fascículos las máquinas de Leonardo.

-¿De quién?

-Ya sabes, de Leonardo Da Vinci, el polifacético artista del Renacimiento.

-Vale, pero a módico precio y primero tendremos que comprarsela.

A 225 kilometros de ahí y dos pisos más abajo, la Editorial "Desconocida" ya ha decidido hacer el agosto en septiembre poniendo a la venta tapas de yogures del mundo, con auténticos restos de yogur, de todos los sabores, paises y décadas.

Bromas aparte, debe de haber mucha gente que compre estas colecciones para que cada año, las empresas inunden los quioscos, porque no creo que les sea rentable sacarlas para que solo unos pocos compren el primer fascículo.

Sea como sea, esta última señal es la más clara de todas y la que nunca, jamás de los jamases, se equivoca.